El recorrido del centro de mi cuerpo hasta mi boca, ese suspiro inmeso, el olor de todos tus perfumes, el sentir tus labios.
Lleno de emociones mi ser, como si le ubieran hechado agua a una planta a punto de morir de sed, revivió, de alguna forma, el afecto lo hizo revivir. Buscando tus ojos, sintiendo tu pelo, acariciar tu piel, motivos por los cuales sin saber por qué ella los realiza, promueve cariño. Y asi... reiterativamente, se va llenando eso que muchos llaman "alma" de miles de recuerdos que al memorizarlos, realizan una ficcion de cariño en ella.
Hay, ella decearia estar mil veces en esa situacion, que el tiempo jamas se acabe, que las agujas del reloj se paren, que pueda vivir ese momento eternamente, pero eso es imposible... y siempre llega el momento de separarse, y al suceder esto, su unico aliento a seguir caminando con rumbo fijo, es que habra más afectos, más encuentros, más caricias. Y sabrá que así, tendrá agua para seguir viviendo.
Mh.
domingo, 8 de febrero de 2009
La Borra del Café.
Salíamos del café, caminamos una cuadra pero no alcanzamos a cruzar Dieciocho. Con tantas emociones, no me había dado cuenta de que el cielo se había encapotado, de modo que me sorprendí cuando empezó a llover, y siguió cada vez con más fuerza. Corrimos unos metros, pero aquello era un diluvio. Ya no era posible regresar al café, así que nos metimos en una entrada de apartamentos, que estaba más oscura aún que la calle. Como el agua entraba también allí, nos metimos más adentro. No había nadie. Ella me tomó la mano, se la llevó a los labios mojados por la lluvia y me la besó varias veces. La oscuridad de adentro y la inclemencia de afuera nos protegían del mundo, de modo que la abracé, tan tiernamente como puede hacerlo alguien que ha cultivado una ausencia durante años.
Nos besamos, nos acariciamos y nos volvimos a acariciar. Me sentía en la gloria y era inevitable que pensara en la jornada siguiente, en la casa de la calle Mercedes. Ya no importaba si seguía lloviendo o si había escampado. Tuvimos otra vez noción de que el mundo existía, cuando alguien, con voz seca y conteniendo su indignación, dijo en mi nuca: "con su permiso jóvenes", para que le permitiéramos llegar al ascensor. Balbuceamos perdón y solo entonces vimos el sol de la calle. Rita miro su reloj pulsera y casi grito: "Se me hizo tarde, “Tengo que llegar"."¿A donde?" pregunté, desconcertado y ansioso. "Tengo que llegar", repitió. "Mañana nos vemos. No te olvides. “Chau" Y me dio un último, fugacísimo beso, antes de salir corriendo por Dieciocho en dirección a la plaza.
Nos besamos, nos acariciamos y nos volvimos a acariciar. Me sentía en la gloria y era inevitable que pensara en la jornada siguiente, en la casa de la calle Mercedes. Ya no importaba si seguía lloviendo o si había escampado. Tuvimos otra vez noción de que el mundo existía, cuando alguien, con voz seca y conteniendo su indignación, dijo en mi nuca: "con su permiso jóvenes", para que le permitiéramos llegar al ascensor. Balbuceamos perdón y solo entonces vimos el sol de la calle. Rita miro su reloj pulsera y casi grito: "Se me hizo tarde, “Tengo que llegar"."¿A donde?" pregunté, desconcertado y ansioso. "Tengo que llegar", repitió. "Mañana nos vemos. No te olvides. “Chau" Y me dio un último, fugacísimo beso, antes de salir corriendo por Dieciocho en dirección a la plaza.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Perpleja
Hubo terremoto
Storm.

Si te vas no tengo nada, Si te quedas puedo hasta el mundo cambiar, O quizás no habré crecido, dejando mariposas escapar.
Desde la ultima vez que me he enamorado...

[No recuerdo lo que es el amor]